A las Comunidades de Hermanos, Fraternidades y Comunidades Educativa,
Noviembre 23 de 2016
Queridos Hermanos, Fraternidades y Comunidades Educativas:
En el día de mañana es fiesta en todas nuestras Comunidades. Nos hemos preparado a lo largo del mes con actos, celebraciones, muestras de actividades, carteleras y seguramente con la reflexión y la oración fruto de una memoria agradecida.
Simplemente quiero compartirles un saludo fraterno de la comunidad de Hermanos y un relato, para darle a este acontecimiento la profundidad y la emotividad que corresponde. Es el relato del Hno. Amadeo, 2° Superior General, que fuera la mano derecha de Gabriel en la animación y conducción del Instituto y luego su sucesor. En carta a los Hermanos les hablaba de esta manera:
“Amadisimos Hermanos:
“¡Hemos quedado huérfanos! La muerte acaba de arrebatarnos a nuestro amadísimo Fundador y Superior General.
“Frente a una perdida tan grande ¿por qué tratar de esconder nuestras lagrimas y repetirnos que ya me está con nosotros este buen padre a quien amábamos tan tiernamente y quien a su vez, nos rodeaba de tanto afecto?
………………………………………………………………………………
“El viernes 18 de este mes, recibió los últimos sacramentos en presencia de toda la Comunidad. Nunca olvidaremos los sentimientos de fe vida y de tierna piedad que manifestó durante esta enternecedora ceremonia. Cuando quiso pedirnos perdón por las penas que él hubiera podido causamos durante el curso de su vida así como de la poca edificación que él suponía habernos dado, los sollozos estallaron y derramamos abundantes lágrimas.
“El martes 22, con visibles sentimientos de contrición recibió la indulgencia al artículo de la muerte. Después dijo con voz conmovida: ¡Oh cuántos favores el buen Dios me concedió estos días en mi lecho de dolor!. Se lo agradezco con toda el alma. Varias veces más lo hemos oído expresar los sentimientos de profundo agradecimiento que desbordaban de su corazón.
“Durante el día 23 la fatiga aumentó y la respiración se volvió dificultosa. El mismo veía que su fin se acercaba y lo decía tranquilamente. En cierto momento llevando su pensamiento a todos sus hijos espirituales dispersos en diferentes lugares dijo: “Ojalá estuvieran aquí esos buenos Hermanos para que les vea por última vez y les dé mi postrera bendición”. Luego agregó: “Bendigo a mis Hermanos en cada instante, quiera Dios que esas bendiciones aseguren su felicidad”.
Que el Hno. Gabriel nos siga bendiciendo a todos, bendición que nos haga felices, sencillos, alegres y fieles continuadores de la obra de la que el Espíritu quiso hacerlo Fundador y Padre.
Hno. Néstor Achigar
Provincial