En la madrugada del pasado jueves 5 de diciembre, falleció en Córdoba el religioso de la Sagrada Familia, Hno. Héctor Emilio Almada Juncos, quien durante muchos años y en diversas oportunidades estuviera ligado a la comunidad educativa del Colegio San José (Tandil), como docente y celoso catequista escolar y barrial.
El recordado religioso había nacido en la pequeña localidad de Esquina, departamento de Río Primero, en el nordeste de la provincia de Córdoba, en el seno de una familia patriarcal y fecunda constituida por su padre David Almada y Doña Catalina Juncos y diez hermanos, cinco varones y cinco mujeres, siendo Héctor Emilio el penúltimo de ellos.
Hogar tradicionalmente religioso tres de sus hijos fueron religiosos de los Hermanos de la Sagrada Familia: Hno. Silvano, el Pbro. Luis Eduardo – único sobreviviente, sacerdote diocesano y el hoy recordado, Héctor Emilio.
Nació el 19 de octubre de 1932 y fue bautizado en la misma capilla del Pueblo, erigida por sus antepasados los Juncos Brandán y Cámara. Sus ancestros se instalaron en la zona, ya en la época hispánica y los dominios de sus tierras llegaban hasta las márgenes de la Laguna de Ansenuza, hoy Mar Chiquita.
De estas familias de una fe sólida y profunda, surgieron muchas vocaciones de consagrados pertenecientes a diversas órdenes religiosas, entre ellos el más conocido, hoy san José Gabriel del Rosario Brochero. Los primeros Hermanos criollos de Argentina, eran originarios de esta zona, siendo su epicentro el colegio e internado, Colegio del Salvador, regenteado por los Hermanos entre 1912, año de su fundación y 1942.
Con solo once años, en marzo de 1944, el niño Héctor Emilio, siguiendo tras los paso de sus hermanos mayores, ingresa en el seminario menor de los Hermanos, en el tradicional barrio de Alta Córdoba, ubicado frente a la monumental iglesia del Corazón de María, faro neogótico, estandarte de fe, del pueblo cordobés.
El 30 de octubre de 1948, el día de Cristo Rey, a penas cumplido la edad mínima exigida de dieciséis años, pronuncia sus primeros votos de consagración religiosa en la localidad de Progreso, cercana a Montevideo, en la R.O. del Uruguay. Es en la “Docta” donde realiza su formación básica docente, el Magisterio, en el Colegio Pío X, incorporado a
la prestigiosa Escuela Normal Nacional Alejandro Carbó, egresando el 30 de noviembre de 1952, con el título de Maestro N.N. complementado con el de Bachiller Nacional obtenido en el conocido Colegio oficial del Deán Funes.
Fue en el Colegio San José de Tandil, donde se inicia como maestro de grado, titular del entonces Primero Superior – hoy segundo año del nivel primario- al frente de un grupo numerosísimo de párvulos que superaba el medio centenar. Fue su primer Director, el Hno. Honorato en un momento histórico muy rico del Colegio, no solo por la calidad de sus directivos, sino por su numerosa comunidad de veintiséis religiosos
En el verano de 1953 y durante la realización de los Ejercicios Espirituales, es en nuestra ciudad que el Hno. Héctor Emilio, se liga para siempre en su compromiso religioso de la Profesión religiosa perpetua, compromiso que vivirá con generosidad y fidelidad a lo largo de más de setenta años de vida consagrada.
Entre 1954 y 1958 realiza sus estudios de nivel terciarios, en el Instituto de Católico del Profesorado, recibiéndose como profesor de Castellano y Literatura, una disciplina donde se mostrará como un docente de amplios conocimientos y agudo crítico literario. Fue un verdadero maestro por la claridad de su pensamiento y su capacidad de despertar el amor a las Letras de sus alumnos.
En 1956, a pocos años de la fundación del Colegio Sagrada Familia de la ciudad de Azul y apertura del nivel secundario, además de la docencia ejerce la delicada función de Director de Estudios, mostrando su capacidad organizativa y creativa, emulando a sus profesores a proseguir su formación profesional permanente.
En 1973, realiza la experiencia de un “año sabático”, como catequista y colaborador en la inserción pastoral parroquial en Monte Grande, provincia de Buenos Aires, junto al Padre Santos Benetti.
Dotado de esta rica experiencia catequética y litúrgica, de su eminente Cura Párroco, desde 1974 a 1989, se desempeña como profesor y coordinador de Catequesis parroquial, en la Escuela Técnica Sagrada Familia de la ciudad de Casilda, provincia de Santa Fe. Comprometido con la niñez y juventud de una barriada periférica, con la ayuda de los vecinos y alumnos del nivel superior técnico, edifica una amplia capilla, bajo la advocación de los Santo Patronos, Jesús, María y José.
Transferida la Escuela Técnica de Casilda al Arzobispado de Rosario, luego de una breve estadía en Buenos Aires y Córdoba, durante la década de los noventa y primeros años del presente siglo, regresa a Tandil, como profesor de Pastoral y Catequesis en Colegio y Profesorado del San José.
Durante más de diez años, junto a la actividad colegial, trabaja en la catequesis del Barrio de La Movediza y formación de las Madres Catequistas. Con el apoyo de los Directivos del Ciclo Primario y acompañamiento de docentes y animadores de grupos, fundan el movimiento de la Infancia Misionera, movimiento que contó con casi un centenar
de miembros, muy insertos en la Pastoral Misionera de la Diócesis y del País, participando con sus pequeños y adolescentes a numerosos encuentros regionales.
Aunque en toda su vida no gozó nunca de buena salud, aquejado de continuos malestares estomacales, hacia el año 2010, los Superiores deciden su traslado a la casa de retiro que los Hermanos poseen adjunto al Colegio Escuti, ubicado en las a fueras de la ciudad de Córdoba, donde toma a su cargo el cuidado y la animación litúrgica de la Capilla Barrial de la Sagrada Familia y del Santo Cura de Ars. Cargo que desempeñó hasta el presente año, donde en muy poco tiempo su salud física se fragilizó rápidamente, pese a los excelentes cuidados que se le brindaron de continuo en el sector de enfermería para los religiosos mayores. Su estado de salud cada día más debilitado, pero en ningún momento dejó de acompañar a su Comunidad en los ejercicios espirituales y celebración eucarística. Durante los últimos meses, su debilitamiento físico y psíquico era notorio día a día, debiéndosele hacer breves internaciones en la clínica Caraffa.
Consciente de su etapa final, las últimas semanas de vida, en reiteradas oportunidades expresaba en su semi- inconciencia el deseo de volver al Colegio del Sur- léase Tandil-
En la madrugada del día cinco de diciembre, como soldado de la primera hora, partió su hermosa alma hacia la Eternidad. El Hermano Héctor Emilio había cumplido hacía muy pocos días ochenta y siete años de edad y setenta y uno de vida consagrada. Religioso fiel, descansa en Paz.
Hno. Adelsio Delfabro