El creer es entender que hay cosas que escapan a mi poder y entendimiento. En la medida en que creo en algo o alguien, me libero, pues trasciendo aquello que no logro comprender.
Tener fe es trascender mis experiencias, sentirme como parte de algo más grande que mi individualidad. Tener fe no es rigidez, es algo que muta en tanto cambiamos como personas. La fe es muy personal y muy necesaria, en tanto nos inspira el corazón y el alma, nos guía y nos acompaña. LA FE ES CONFIAR.
La fe es acompañamiento, algo único, la capacidad personal de creer y entendernos más allá del entendimiento, es dejarse inspirar y actuar y vivir de acuerdo a aquello en lo que creo.
Contrariamente a lo mucho que se dice, creemos que sólo hay fe con dudas, pues sólo el que duda puede descubrir y construir, plantearse elementos nuevos de sí mismo y de sus creencias.
Sólo hace falta abrir el corazón…
La fe es un sentimiento inexplicable que cada uno lo vive y siente a su manera.
La fe es confiar. Es creer en algo o alguien: en personas, palabras, actitudes, trascendencia, espiritualidad…
La fe es donde uno se apoya para seguir adelante en los buenos o malos momentos.
La fe es un impulso que nos mueve, junto con el amor. Es un refugio, una seguridad, un camino… nos une, algo que necesitamos para vivir.