La misión de vacaciones de primavera se realizó por segunda vez en el Cerro de Montevideo, en la Parroquia Virgen de la Ayuda que está a cargo del Presbítero Guillermo Porras, sacerdote con más de 20 años de vínculo en el Colegio San Juan Bautista.
Es un lugar que si bien está en la ciudad de Montevideo por las características del barrio, se parece más a una ciudad del interior.
Alrededor de 70 misioneros, en su gran mayoría entre 17 y 22 años recorrieron las calles y visitaron los hogares. Se realizaron distintas actividades: juegos con niños, curso de animadores para jóvenes, bingo para la familia, rosario en el cementerio, visita a hogares de ancianos, campeonato deportivo, feria. La idea era llegar de distintas manera y abarcar distintos ambientes.
Para resaltar alguna el bingo fue sumamente integrador y concurrieron personas de todas las edades, con momentos de reflexión, de juego y de compartir algo. El otro fue el Rosario en el cementerio, muy emotivo y sensible, con aportes interesantísimo de la gente, realmente un momento para recargar pilas con la esperanza.
Como imagen para recordar: una niña con un vínculo especial con los misioneros que creó un ambiente donde se sentía la presencia de Dios por la cercanía y la ternura más que las palabras. Y la abuela Antonia que al despedirse y dejarla en su casa nos dijo: -“gracias por devolverme la esperanza y sentirme útil, que valgo por algo más que estar encerrada en mi casa”. La alegría y las ganas de esa señora al visitarla y de acompañarnos al hogar de ancianos con sus diálogos y canciones es indescriptible a sus 88 años, llena de entusiasmo y vida quizás contagiada por los jóvenes.
“ANIMÉMONOS A ANIMAR PARA QUE LE DEMOS ESPACIO A JESÚS… QUE SIGA RESUCITANDO ENTRE NOSOTROS.”