En el día de hoy, 16 de julio, fue llamado a la casa del Padre el Hno. Manuel Nuve Alves a los 80 años de edad. Una sorpresiva ACV que sufriera en la calle dos días antes fue la causa de su inesperado deceso.
Natural de Tomás Gomensoro, en el departamento de Artigas, había nacido el 5 de setiembre de 1936. Después de ingresar en el prejuniorato de San José de Mayo, pasó al aspirantado de Córdoba y luego al noviciado en Progreso (Uruguay) donde emitió sus Primeros Votos el 26 de febrero de 1956. Regresó nuevamente a Córdoba para obtener su título de Maestro Normal en el Magisterio que funcionaba entonces en el Escuti.
De carácter afable, sencillo, alegre, servicial, supo ganarse el afecto y el aprecio de quienes lo trataran. Su sonrisa infaltable, unida a menudo a algún chiste u ocurrencia, transformaba el encuentro con él en un momento cordial y alegre.
Fue maestro de primaria durante muchos años. Amante del deporte gustaba tanto de las bicicleteadas, las termas o el fútbol. Favoreció este deporte en los lugares en que actuó como medio de atraer a los niños, de formarlos en la sana competencia y el trabajo en equipo y hacer más agradable su pertenencia al Colegio.
El patio fue su lugar preferido, estando presente en los recreos y en horarios fuera de clase cuando había alguna actividad. En sus buenos tiempos, supo ser organizandor de campeonatos de fútbol en los fines de semana en el Colegio o en algún campo de deportes junto a grupo de padres y otros colaboradores.
Gustaba que los chicos disfrutaran de una buena cancha bien marcada, por él mismo, muchas veces, con arcos bien pintados y con redes que él mismo fabricaba.
Así fue su paso por San José de Mayo, Aguada, Minas y Salto. En Minas dio nacimiento, junto a un grupo de padres, al Club SaFa que continúa su actividad nucleando más de un centenar de niños que compiten semanalmente en la liga local con varias divisiones. En San José transformó “La Criollita” en su lugar preferido para el deporte.
Su vida transcurrió principalmente entre los niños, como maestro, catequista y entusiasta animador del fútbol, como venimos diciendo.
En los últimos años era clásica su imagen, en el patio, sentado en una silla tejiendo redes que amarraba una reja para su mejor manejo, rodeado de niños que le daban charla, que le preguntaban y
él les respondía y que terminaban riendo con él. Después les daba caligrafía en el aula.
Como Hermano, fue testigo de la sencillez de Nazaret viviendo con agradecimiento y alegría la vocación que Dios le había regalado. Hizo suyo el deseo y la palabras
del Hno. Gabriel “el nombre de HERMANO solamente comunica sencillez, bondad y caridad” (NG 6).
De una piedad sencilla, fue el religioso humilde, amante de la vida comunitaria, disponible, servicial, alegre que sembraba buen espíritu en la Comunidad con su presencia, buen humor y disponibilidad. Su espiritualidad se veía reflejada también con su presencia infaltable en la jornada semanal de adoración al Stmo. que se vivía en la capilla su Colegio.
Poco proclive a aceptar responsabilidades como superior o Director, se excusaba diciendo que otros lo hacían mejor.
Fue fiel al legado del Fundador, el Hno. Gabriel, en su testamento espiritual: “Les encargo por último que sean apoyo fiel y constante de su querido Instituto. Cumplan su misión piedad y celo, hónrenlo con su conducta y extiendan por todas partes el buen olor de Jesucristo”.
Manuel, ¡gracias por tu fraternidad, gracias por presencia humilde, sencilla y alegre!
¡Descansa en paz!
Hno. Néstor Achigar, Provincial
16 de Julio de 2017
Fiesta de la Virgen del Carmen